Valdemoro-Sierra; Cuenca
Otoño.
Es curioso cómo se van desarrollando los acontecimientos y cómo se van transformando las ideas. Hace un tiempo vi la topografía de esta cueva haciendo búsquedas en internet, me pareció curiosa pero no me pareció lo suficientemente interesante como para pegarme el viaje para ir a verla, está lejos y perdida.
Sin embargo, este año le volví a echar un vistazo. Es cierto que no tiene mucho recorrido, pero esa sala tan grande y esas formaciones estratificadas en yesos nos podría dejar una buena foto. Además de que este tipo de cavidades tan desconocidas y a las que casi nadie le presta atención son lo que más nos gusta.
Nos paraba mucho lo lejos que está Valdemoro-Sierra, pero no es la primera vez que hacemos un viaje tan largo en el día. Pero nos paraba aún más la aproximación, larga y confusa, difícil y nada definida. Un montón de kilómetros por pista forestal que no sabíamos en que estado iba a estar y luego la aproximación a pie por un terreno sin sendas y sin visibilidad, una aproximación de GPS en mano.
El devenir de los acontecimientos hizo que este sábado nos lanzáramos a intentarlo, y no podríamos haber tenido más suerte.
Nos salió un día gris, plomizo, y frío, un día de otoño en la Sierra de Cuenca, pero con todo el encanto que tienen esos días y sus colores. La pista no estaba muy buena pero pudimos avanzar bastante por ella con el coche hasta que llegamos a un punto donde decidimos seguir a pie. Sí, la aproximación no es fácil, pero con el GPS y el mapa logramos encontrar la cueva sin perdernos demasiado. Está realmente escondida, en un lugar al que tu intuición jamás te habría llevado.
Tal fue nuestra fortuna que para llegar a la cueva hay que caminar por el monte campo a través, por lugares donde no hay sendas, ni trochas, ni caminos, ni nada; y bajando una ladera llena de robles no dábamos crédito al descubrir que estaba plagada de rebollones, y nos trajimos la cena a casa, fue genial.
La cueva del Boquerón del Navellía es el paso subterráneo de un arroyo, el arroyo de Navellía, que ha erosionado el yeso para volver a surgir por el otro lado de la montaña. Lo curioso es la enorme sala que deja en su boca de entrada y ese era el objetivo de nuestra foto.
Esta siguiente foto es la que teníamos planeada y considero que nos salió bien, le metimos cuatro flashes de contraluz y puse dos más iluminando el encuadre frontal.
Se aprecia muy bien la estratificación del yeso que conforma toda la cavidad.
Intentamos también hacer una foto en la que se apreciara de cerca las líneas del yeso en las paredes de la cavidad, pero no fue fácil, y aunque la foto está chula no creo que lográramos representar lo que pretendíamos.