Buenache de la Sierra; Cuenca
Entre el aire y el agua.
No es la primera vez que hacemos un asalto en el día a la Cueva del Boquerón desde Valencia; es cansado, sin duda, pero esa cueva y ese entorno bien merecen la pena.
En el pasado podríamos haber elegido una cueva más cercana para probar lo que queríamos probar...pero ahora ya no.
Tenía que tener agua, abundante y cristalina, y un lecho sin sedimento.
Hacer fotos debajo del agua es todo un mundo. Las cosas se complican mucho, la luz se comporta de una manera muy diferente y el agua se mueve si la tocas.
No es tan sencillo como comprarte una funda estanca y salir a disparar.
Esto es una primera y ambiciosa aproximación.
Siempre que vaya me quedaré fascinado con las marmitas de erosión presentes en esta cueva, y aunque el propósito de la visita no sea este, no perderé la ocasión de hacerle una foto a alguna de ellas. Son guapísimas.
En esta salida hemos llevado la cámara dentro de una funda estanca Outex; como era la primera vez y la intención era meter la cámara debajo del agua pensamos que era más prudente llevar la cámara vieja.
El modelo de funda Outex lo eliges en función del diámetro del objetivo que vayas a usar, yo la compré para 77mm, que es el diámetro del objetivo que generalmente montamos en nuestra Canon 6D, pero al llevar nuestra vieja Canon 550D tuvimos que montarle unos anillos para adaptar los 67mm del objetivo de esta al calibre de la funda Outex que está diseñada para 77mm.
Nuestra sorpresa al llegar a casa fue descubrir que las fotos viñetean, quizá sea porque el objetivo que montamos en la Canon 550D es muy angular...pero en las fotos se ve el anillo, lo que nos ha obligado a recortar las fotos.
La siguiente foto es otro de los encuadres que no podía dejar de probar.
En el pasado hacíamos los contraluces con un único flash, y desde que utilizamos la técnica de los 4 flashes en piña no habíamos vuelto a la Cueva del Boquerón.
Tenemos una foto antigua con este mismo encuadre pero con un único flash de contraluz, aquí va con 4.
Las dos siguientes fotos son lo que habíamos venido a probar.
Una foto partida mitad aire y mitad agua.
Considero que primero de todo fallamos en el concepto de cómo lo íbamos a hacer.
La idea era que Ana iría recorriendo las galerías inundadas de la cueva con un tupper delante de ella con 4 flashes en su interior, y yo progresaría detrás de ella disparando fotos a lo puto loco con la cámara medio sumergida y un flash dentro de un tupper en mi mano izquierda.
Estas fotos hay que prepararlas encuadre a encuadre igual que se preparan las de fuera del agua.
La refracción de la luz.
Si haces una foto mitad aire mitad agua lo que está dentro del agua te parecerá mucho más cercano que la parte del encuadre que está fuera del agua.
Este efecto convierte en bizarra una imagen en la que lo que partes por la mitad es una persona.
Esta consecuencia de un principio fundamental de óptica solo se puede resolver con un resultado satisfactorio si se utiliza un cristal cóncavo, una cúpula, como filtro de la lente de tu cámara. A esto hay que darle una vuelta...