Castelvispal (Linares de Mora) -Teruel-
Un día de prueba.
Castelvispal es una aldea que pertenece al municipio de Linares de Mora, en la comarca de Gúdar-Javalambre y, aunque esta región es destino obligado para el turista rural de fin de semana por su proximidad y buena comunicación con la ciudad de Valencia y porque es bonito, hay que decir que esta aldea en concreto se escapa de esas visitas masivas de domingo porque está muy perdida, llegar es una pateada, sin embargo, la aldea, la ubicación y el entorno son impresionantes.
Si Castelvispal es un destino remoto, la Cueva Valero lo es más aún. Una vez en la aldea todavía nos queda recorrer casi una decena de kilómetros por una pista de montaña con fuertes desniveles y no siempre en buen estado que romperá las ilusiones de cualquier propietario de un turismo convencional.
Sin embargo, a nosotros nos pareció un buen lugar para probar nuestra nueva cámara. La Cueva Valero es fácil, bonita y cómoda. El viaje a este lugar lejano no era sino un aliciente más para disfrutar de un buen día de verano alejados del calor y el bochorno de Valencia. Un verano, por cierto, al que ya se le iban adivinando los cielos de las mañanas de septiembre.
La Cueva Valero es bastante desconocida. El invierno pasado adquirí un ejemplar de la revista Cija de Teruel, el número 13, me hice con la revista porque buscaba información acerca de una surgencia en Linares de Mora que al final no resultó ser lo que yo pensaba, pero en la revista aparecía un artículo acerca de la Cueva Valero y pensé que tenía buena pinta, una pena que estuviera tan lejos y que quizá no merecía la pena un viaje tan largo para ver una cueva de poco más de un centenar de metros. Pero al comprar la cámara nueva decidimos que era un buen lugar para ir a probarla y que era una buena ocasión para ver la cueva.
La cueva bien, la cámara brutal.
Material
Canon EOS 6D Mark II + Canon EF 17-40 f4L
4x Neewer NW 562 + 2x Neewer NW 561 (radio frecuencia)
Primera prueba con la cámara Canon 6D Mark II, impresionante.
Varias cosas;
-Pesa y abulta mucho pero vale la pena.
-La primera vez que disparas una foto de espeleo y la ves en la pantalla ya notas la alta calidad, los colores y los matices son alucinantes.
-No disparé ninguna foto con un ISO mayor de 800 pero con ese valor la pérdida de calidad es nula.
-Debe ser por el tamaño del sensor pero, al contrario que con la 550D, la cortinilla del obturador se empieza a ver a 1/200s con los flashes que utilizamos.
He de decir que ando todavía muy perdido con la edición de las fotos. Al llegar a casa nos encontramos con que el ordenador (MacBook Pro OSX ElCapitan 10.11.1) no reconoce los archivos RAW de esta cámara de manera automática como lo hacía siempre, tampoco los reconoce el programa de edición que hemos usado siempre (Lightroom 5). Así que nos vimos obligados a visualizar las fotos y a editarlas con el software de Canon, el DPP 4, que también es un pepinaco pero hay que acostumbrarse y no tiene tantas virguerías como el Lightroom, además, no sé si es por el peso de las fotos o por el programa pero es lento de la muerte.
Por otro lado quisiera hacer unos apuntes acerca de los flashes, en estos momentos estamos usando 6 flashes (4 Neewer 562 y 2 Neewer 561), estos dos últimos son más modernos y, aunque tienen el mismo número de guía que los anteriores, a mi me da la impresión de que son más potentes.
Así que, en conclusión, me queda mucho trabajo hasta ajustar todas estas novedades y que todo vaya como un reloj como antes.
Canon EOS 6D MarkII f/7.1 ISO 800
Canon EF 17-40 f4L 17mm 1/200s
Canon EOS 6D MarkII f/7.1 ISO 200
Canon EF 17-40 f4L 17mm 1/200s
Canon EOS 6D MarkII f/7.1 ISO 100
Canon EF 17-40 f4L 40mm 1/200s
Canon EOS 6D MarkII f/7.1 ISO 200
Canon EF 17-40 f4L 17mm 1/200s