Cueva de la Mina

Villahermosa del Río; Castellón


Días de lluvia.
 
Fue el día de San José que decidimos ir a buscar una mina olvidada y desconocida a Cedramán, que es una pedanía de Castillo de Villamalefa. 

La mina que buscábamos está localizada en una ladera con fuerte pendiente, plagada de vegetación y surcada por numerosos restos de las antiguas escombreras. 
Durante más de dos horas estuvimos subiendo y bajando aquella ladera pero no logramos encontrar la cavidad.

Ir a buscar una cavidad y no encontrarla es algo normal, ocurre muchas veces, pero no deja de ser frustrante.

Hacía algunas semanas, hablando con mi amigo Pasqual, me comentó que la Cueva de la Mina en Villahermosa del Río podría ser una cavidad muy interesante para fotografiar porque había sido una mina de cobre y tenía afloramientos de mineral a lo largo de todo el recorrido. 
Los minerales de cobre presentan colores muy llamativos y podrían salir fotos muy chulas.

Tras esta conversación con Pasqual comencé informarme y a planear una salida a esta antigua mina de Villahermosa, para mi decepción descubrí que recientemente se había instalado una vía ferrata que partía desde el interior de la mina a través de una ventana que daba a la tapia por la que discurre la ferrata. 
No solo alguien había tenido la brillante idea de hacer entrar a la mina a todo el que quiera hacer la ferrata sino que, además, se promociona esta incursión como un atractivo extra a los que la actividad por sí misma ya podría ofrecer.

Entonces desestimé esta visita, no me resultó nada atractiva la idea de ir a hacer fotos a una cavidad con abundante trasiego de gente. Porque, además, había llegado a mi conocimiento que estas ferratas de Villahermosa se han popularizado mucho y básicamente, los fines de semana, se petan.

Pero, volviendo a esa inclinada ladera de Cedramán, bajo una persistente lluvia y pensando en una alternativa para no volver a casa con la sensación de vacío, pensé que estábamos muy cerca de Villahermosa y que con lluvia nadie quiere meterse en una ferrata.

Era el momento ideal para acercarse y echarle un vistazo a la Cueva de la Mina.




Cada uno ve las cosas desde su perspectiva, para mí, desde luego, habría sido prioritario conservar los valores que ofrece el patrimonio de la Cueva de la Mina; geológico, histórico, etnográfico y subterráneo.
Hay quien pensó que diseñar la vía ferrata de esta manera sería un buen reclamo para un público fin de semanero que el pueblo realmente necesita. Es controvertido.

Bien es cierto que en la mina no nos encontramos a nadie, el razonamiento de la lluvia había sido acertado, pero acertada había sido también la previsión de que, pese al poco tiempo que lleva en funcionamiento la ferrata, el deterioro de la cavidad ya es notable.

La Cueva de la Mina es como realmente la gente del pueblo conoce a esta cavidad pero el nombre oficial es Mina La Amorosa y perteneció a la Concesión San Rafael, una serie de denuncias que favorecieron la extracción de cobre desde la segunda mitad del siglo XIX.

La mina no es de grandes dimensiones, consta de varias galerías que fueron buscando el filón de mineral y alguna sala de relativa amplitud. 
Antes de la instalación de la ferrata la cavidad era bien conocida entre los coleccionistas de minerales y amantes de la geología por la abundancia del vistoso mineral de cobre, se aprecian numerosas catas que este colectivo ha ido picando a lo largo de los años.


 


La ventana al paredón. Una foto obligada.
No solo porque es uno de los elementos más característicos de esta cavidad sino también porque es el inicio de la comentadísima vía ferrata esta foto era de obligada publicación.
Fotográficamente la imagen está al límite, demasiado rango dinámico como para sacar algo decente sin hacer un bracketing.


    Canon EOS 6D MarkII           f/6.3        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s



Los afloramientos de mineral.
Sin duda lo que más nos va a llamar la atención en esta mina y la razón por la que vinimos es esta, las cristalizaciones de azurita y malaquita.


    Canon EOS 6D MarkII           f/14        ISO 200
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s



    Canon EOS 6D MarkII           f/18        ISO 200
    Canon EF 17-40 f4L            28mm        1/160s



Algunas salas.
Hemos querido publicar esta foto para dar visibilidad a la existencia de las salas que mencionábamos anteriormente. Además de comentar algo que técnicamente nos supuso un problema al principio, los contraluces se comen el color, se aprecia perfectamente en esta foto, si queremos dar protagonismo a los colores tendremos que limitar mucho, o relativizar, el uso del contraluz.


    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 200
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s



Un techo increíble.


    Canon EOS 6D MarkII           f/9          ISO 200
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s



Un cadáver.
Nos encontramos con este animal, que suponemos que es un zorro, en un rincón de una de las salas.


    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 100
    Canon EF 17-40 f4L            38mm        1/160s



Las Grandes Galerías

La magia del contraluz.


Hace unos meses comentaba cómo había estado observando las fotografías de los grandes fotógrafos de la imagen subterránea y había llegado a la conclusión de que iluminar los encuadres con un potente contraluz era clave.

Comentaba también en aquellas entradas que el uso de flashes de estudio de alta potencia me parecía muy caro y poco práctico para la naturaleza de las actividades en que manejábamos nuestros equipos. En esa línea mencioné que se me había ocurrido la idea de disparar los flashes que ya tenía a modo de contraluz en la configuración que en aquel momento nombré como piña de flashes, esto es unir 4 flashes en un mismo punto y disparando todos en la misma dirección.

En algunas pruebas que hice vi que los resultados eran realmente buenos, ya lo fui comentando también en alguna de las entradas posteriores, pero me fui encontrando con el inconveniente de que apiñar los flashes y que quedaran estáticos y apuntando en la dirección que quería era en muchas ocasiones muy complicado o incluso imposible.

De esta manera pensé en construir un artilugio artesano que pudiera atornillar a un trípode, que mantuviera los cuatro flashes bien sujetos y que me permitiera direccionarlos hacia cualquier punto.

De un dibujo en papel y de un rato en el taller salió el siguiente soporte. 
Funciona bastante bien pero tengo que confesar que tiene algún error de diseño.



A continuación mostramos una foto donde se ven los 4 flashes montados sobre el soporte. La idea me permite hacer lo que yo pretendía pero le faltan cosas...



 
Un día frío del mes de marzo decidí subir con Pasqual a aquel remoto pueblo de la provincia de Valencia, a una cueva que no tenía demasiado interés ni demasiada belleza pero que era ideal para poner a prueba la eficacia del invento.

Iluminar aquellas grandes galerías y aquellos relativamente grandes volúmenes con un único contraluz nos hizo ver que la magia está en lo sencillo.

 


Una surgencia fósil.
Realmente cuesta creer que hubo un día en que por esta galería corría un poderoso río subterráneo porque hoy es solo piedra y polvo.
Esta foto está iluminada con un único contraluz, los 4 flashes sobre el soporte.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 800
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s



Una trepada expuesta.
Esta foto, que hay que reconocer que no es ninguna maravilla, está tomada desde lo alto de un resalte de unos 6 metros hacia bajo, hacia lo que algún día debió ser una poza de este río subterráneo.
Todo el encuadre está iluminado con un único contraluz, los 4 flashes.
Ese poco favorecedor color amarillento de la roca...

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s



Otra foto del antiguo cauce.
Muchos más metros hacia el interior de la cavidad y tras haber pasado varias gateras y resaltes nos encontramos con que el antiguo cauce de aquel río subterráneo lucha por conservar su carácter.
Para nosotros era otra oportunidad para probar la eficacia de un único contraluz.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 800
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s