Ullal del Esquilador

Vistabella del Maestrazgo; Castellón

 
 
Una piedra en el zapato.
 
Yo recuerdo haber leído por primera vez acerca de esta cavidad en el año 2.007 y de alguna manera u otra siempre la he tenido en mente, por dos motivos fundamentalmente; 
 
El primero es por sus características hidrogeológicas, el Ullal del Esquilador es, o fue, o sigue siendo pero muy de vez en cuando, una surgencia temporal que drena las aguas subterráneas de la vertiente norte del Penyagolosa. Una cavidad con función hidrológica siempre despierta más curiosidad que una simple fractura por muy decorada que ésta esté.

El segundo; El Penyagolosa fue uno de los principales escenarios de mis primeras salidas a la montaña en la más temprana juventud, aquellos primeros viajes de fin de semana con amigos, aquellas excursiones de saco de dormir y hornillo camping-gas. Es por eso que siempre le guardaré especial cariño a este lugar, un lugar que después de haber visto muchas otras montañas en muchos otros sitios puedo decir con criterio y objetividad que sí tiene algo de mágico y una belleza especial.

Esta cueva la hemos rondado varias veces en los últimos años. En el otoño de 2.011 fue una de ellas, recuerdo un fin de semana de lluvia, frío y mal tiempo que nos hizo desistir. 
La última fue en agosto de 2.020, la entrada al Ullal del Esquilador es fruto de una desobstrucción y podemos imaginar que la boca y los primeros metros de la cavidad son bastante peleones, en verano, la entrada de la cueva y los primeros metros se pueblan de una cantidad ingente, insospechada y exagerada de mosquitos que buscan el frescor de la umbría, es tan densa la nube que realmente imposibilita el paso, tampoco pudimos entrar.

Este día de otoño de 2.021 ya no había mosquitos y pudimos forzar con tranquilidad esos primeros pasos y estrecheces, ciertamente agoniosos pero factibles. Nos hemos podido sacar esa china del zapato, nos hemos quitado la espinita. 
Nos hemos quitado la espinita llevándonos, además, una grata sorpresa, no nos imaginábamos que esta cueva fuera a ser así, mejorando notablemente nuestras expectativas.
 
Nos hemos encontrado una cueva con esos signos de haber sido una pieza clave en el comportamiento hidrológico de un gran macizo, aunque nos dió la impresión de que hace ya muchos, muchos años que no se activa hasta el punto que marcan sus huellas.
 
Salimos sorprendidos, satisfechos y contentos.
 
 
 
 
Esta primera foto, como siempre, de la boca de entrada, es la última que hicimos.
Aunque no me parece que esté mal, creo que el encuadre es mejorable, de la boca de la cavidad surge una torrentera de piedras que atestigua actividad hidráulica y si bien es cierto que esto se refleja en la foto considero que seguro que hay un mejor ángulo para plasmarlo y lograr una toma más impactante.
Pero como digo, es la última foto que hicimos y a esas alturas ya vas cansado y harto. Confieso que llevé el trípode adrede para esta foto de la entrada y no llegamos ni a utilizarlo. La tomé sin salirme de los clásicos F/7.1 y 1/80s.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/80s


La segunda foto; El inicio de la galería amplia una vez pasadas las estrecheces.
La foto está tirada con 5 flashes. 4 en piña haciendo de contraluz detrás de Ana y uno a mi derecha rebotando contra un bidón blanco.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s
 
 
Tercera foto. Las cúpulas de disolución. Nos sorprendieron mucho estos techos que mostraban grandes y numerosos fenómenos erosivos y que hablaban de grandes avenidas de agua en el pasado.
Elegimos este encuadre en el que la atención se desvía inicialmente a las formas del techo pero sin que el modelo pierda protagonismo, de esta manera nos podemos hacer una idea de la dimensión y disposición de las formaciones en la galería.
La foto está tirada con 5 flashes. 2 de contraluz detrás de la roca y apuntando al techo, 2 detrás del modelo y un último a mi derecha y rebotando contra un bidón blanco.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s
 

Cuarta foto; Nuestra intención era mostrar con esta foto la morfología típica de la galería. La foto está tomada con una piña de 4 flashes de contraluz detrás de Ana y otro a mi derecha de rebote. 
Confieso que probamos varios encuadres y luego en casa decidimos que éste era el más representativo.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s


Quinta foto. Detalle de formaciones. Con esta foto queríamos mostrar alguna de las muchas formaciones cenitales que hay en esta cueva.
Aquí sí que cambiamos más los parámetros, cerramos el diafragma hasta f/16 para que Ana no estuviera tan desenfocada y la distancia focal a 20mm para captar con más detalle la formación. 4 flashes, dos en contraluz detrás del modelo, 1 a la izquierda apuntando a la formación y otro a la derecha apuntando también a la formación.

    Canon EOS 6D MarkII           f/16        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            20mm        1/160s
 
 
Última foto, la peor de todas. Esta foto está tomada al final de la galería amplia, donde las dimensiones disminuyen y la altura del techo baja considerablemente. 6 flashes. 4 de contraluz y uno a cada lado.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s
 

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