Secadura. Cantabria
El punto de inflexión.
Aquel día teníamos previsto otra cosa.
Inicialmente fuimos a la frontera de Cantabria con Euskadi, yo estaba empeñado en ver una mina que pertenece al antiguo coto minero Josefa todavía en el término de Castro Urdiales. La Mina San Plácido, es relativamente conocida porque en una de sus galerías se forma una cascada que viene de un piso superior.
Nos resultó imposible acceder al interior de la mina por la tremenda cantidad de vegetación que invade el paso de acceso, se dice que quizá, en otra época del año, cuando el frío haya hecho que la vegetación pierda su vigor, el acceso es posible.
De cualquier manera estoy convencido de que no habríamos encontrado la cascada en activo, había sido y estaba siendo un verano muy seco.
De esta forma nos vimos obligados a cambiar de planes y decidir una alternativa.
Para no tener que regresar al alojamiento en el que nos hospedábamos, que es donde teníamos todos los apuntes relativos a las aproximaciones, ubicaciones y accesos a las cavidades que habíamos planeado visitar, pensé en aquella cueva que sí sabía donde estaba y no necesitaba consultar en ningún sitio su localización.
La Cueva del Churro o Cueva Elegante.
Sin embargo era una alternativa arriesgada, era una cueva bastante desconocida, no había visto ni una foto de su interior, parecía no interesarle a nadie y lo único que me había llamado la atención de ella es que de su boca de entrada surgía un arroyo.
Así como en otras ocasiones acertamos al arriesgar considero que en esta ocasión no lo hicimos. La Cueva del Churro o Cueva Elegante no habría estado en la lista de cavidades a visitar en el viaje si hubiéramos sabido cómo era realmente.
No es una cavidad carente de interés pero tampoco es ninguna maravilla, además, no la pudimos ver entera por no llevar el equipamiento adecuado, neopreno completo. Y por último, no es una cueva agradecida por la cantidad de barro que presenta además de por unas dimensiones que no siempre son cómodas.
Esto ocurrió todo el cuarto día del viaje, aún nos quedaban dos días más, dos cuevas más. La visita a aquella cueva que no había merecido del todo la pena hizo que cambiáramos el punto de vista.
Ya estaba bien de apuestas arriesgadas a cavidades desconocidas.
Estábamos en Cantabria, no hacía falta que fuéramos a las sobrepateadas y sobreexpuestas cavidades a las que va todo el mundo, había cavidades de renombrada entidad y belleza en la que podríamos disfrutar y, aunque no fuéramos a hacer ningún descubrimiento, se salían en cierto modo del circuito de las visitadas masivamente.
Tengo que decir que estamos muy contentos con este cambio de perspectiva, acertamos con ello. Quizá estamos incluso agradecidos de haber visitado la Cueva del Churro porque, de cualquier otro modo, no habríamos ido a ver los dos cuevones que vimos en los dos días siguientes.
Vamos a subir a continuación un par de fotos, que son todas las que hicimos, de la Cueva del Churro o Cueva Elegante, nos alegramos también de que haya alguna foto del interior de esta cavidad.
Y, tal vez, viendo las fotos podamos pensar que hemos demonizado las virtudes de esta cueva más allá de lo que se merece.
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