Cueva Roja

Monte El Naso; Matienzo. Cantabria 


La magia del suelo.

Siendo una de las cavidades más desconocidas y de menor entidad de las que visitamos en aquel viaje a Cantabria no podemos negar que fue una de las que menos indiferentes nos dejó.

Llegó a nuestro conocimiento a través de la base de datos de Matienzo Caves y siempre hubo algo que nos llamó la atención, los suelos. Las fotos que se adjuntaban a la ficha de la cavidad en aquella base de datos eran pocas, vagamente descriptivas y antiguas, pero aún así el carácter de la cueva nos cautivó.

Poco a poco se fue acercando la fecha del viaje y la visita a esta cueva pasó de estar en la lista de posibles alternativas a ocupar un lugar en las actividades prioritarias a realizar, sí era un poco una apuesta, pero salió bien.

No solo era una apuesta porque el limitado recorrido de la cueva podría llevarnos a una decepción sino también porque la localización de la ajustada boca de entrada era complicada; en la ladera sur del Monte El Naso, en un punto al que ya no se acercaban las sendas, con mucha pendiente y vegetación habría sido fácil fracasar en intento de encontrarla. Poco faltó para que así fuera, GPS en mano, en la misma boca de la cueva y estuve a punto de no verla.




La Cueva Roja es una de las muchas cavidades repartidas en esa montaña, nosotros solo conocemos esta pero se dice que, aunque todas pequeñas, son imprescindibles.
La Roja, desde luego, lo es.

Si tuviera que ponerle una pega es que no elegimos bien la época del año para visitarla, el final del verano nos priva de encontrar los increíbles suelos de esta cavidad llenos de agua. Sin embargo, no deja de ser un espectáculo.

 

No hay un metro cuadrado de los suelos de esta cavidad que no esté tapizado de elementos que no van a dejar de sorprendernos. No sabiendo en ocasiones ni por dónde pisar.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 200
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s



Desde la primera parte de la cavidad, cuando nos dirigimos hacia la sala final, pasamos por una zona en la que yo no había visto tantas pisolitas juntas en mi vida. Habrá cientos de ellas.

    Canon EOS 6D MarkII           f/14        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s



Y los suelos de la sala final están complemente tallados y trabajados por los gours, que debe ser una maravilla verlos llenos de agua. Sin olvidar las formaciones de techo y paredes, así como la elegante columna que sujeta la sala.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 800
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s



Y desde el otro ángulo tenemos la misma percepción.

    Canon EOS 6D MarkII           f/7.1        ISO 400
    Canon EF 17-40 f4L            17mm        1/160s




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